sábado, 23 de enero de 2010

A solas...

Aya Kayo

- ¿Al fin te has decidido a hablar conmigo?
- Sí. Cada vez me cuesta menos darme cuenta de que he de recurrir a ti.
- ¿A cuántas personas se lo contaste y les pediste consejo?
- Humm... Tres, cuatro, no recuerdo...
- ¿Te sirvió de algo?
- Ya sabes... En el momento sí. Me desahogo, me siento libre para contar la película a mi manera y me siento arropada.
- Pero luego...
- Pues luego, cuando me sereno y entro en razón, me voy sintiendo mal. La película se va disipando, la razón apareciendo y me desinflo como un globo. Y es cuando me ves caminando cabizbaja con esa sensación de descontrol.
- ¿Aprendes?
- Pienso que se me regaló una vida sólo para eso.
- Repito: ¿aprendes?
- ... Es por este tipo de preguntas por lo que tanto me cuesta ponerme frente a ti.
- Te dieron consejos, ¿verdad? Sobre qué hacer, cómo hacerlo...
- Sí.
- ¿Y crees que las vivencias de otros, su visión desde la platea y su necesidad de verte bien son la respuesta a tus preguntas?
- Ya te he dicho... en el momento me hacen sentir mejor...
- Sabes que son excusas, ¿verdad? Que aferrarse al aire no es la mejor solución.
- Sí... pero a ratos, cuando pasa el tiempo, cuando me quedo sola, cuando mi impulsividad pierde fuerza...
- Sigues viniendo a buscarme demasiado tarde, Missy. Cuando nada te sirve, cuando ves que pese a las palabras de otros y tu aparente conformidad algo te sigue inquietando. ¿Alguna vez conseguirás confiar en mí?


Asintió con la cabeza, tocó su imagen en el espejo y se levantó con algo más de convicción, aunque algo le decía que aquella situación se repetiría...

4 comentarios:

Juan Carlos Garrido dijo...

Siempre es inquietante enfrentarse al espejo. Tu entrada me ha echo evocar el poema que aparece al inicio de una canción de Albertucho: http://tarkker.blogspot.com/2008/10/tuenticom-mi-perfil.html

Saludos.

Malvada Bruja del Norte dijo...

Pero aunque tenemos que estar solos y vivir nuestra vida sin las premisas de nadie, porque no existen pautas...no es bueno que el hombre/mujer esté sólo. Puedes desahogarte y recolectar consejos, y después, los sacas de la cestita de mimbre, los lavas y decides los que tiras y los que te comes...igual que si fueran fresones :-)))

Anónimo dijo...

Me he quedado.....paralizado.

Cuando he leído algo que venía pensando esta mañana. Cómo es posible. Que se encadenen acontecimientos así. Acontecimientos íntimos y personales. Voy y vuelvo de esa angustia que mencionas. Me separo de sus garras y vuelve a atraparme y me destroza..

Pero hay que seguir.

Gracias. Gracias. Gracias.

H.

Miss Morpheus dijo...

¡Bienvenido, Sombras Chinescas!

El miedo siempre ha sido un tema recurrente en las entradas de este blog. Y creo que no hay nada que nos cueste tanto y que evitemos con tanta fuerza como el temido espejo... ¿Cómo es posible?

Con tu permiso copio y pego el poema al que haces referencia:

"Conozco la sonrisa brillante de las mañanas,
las tardes melladas, las desdentadas noches.
Sé del aullar de gigantes en lumbres de aspa de molino,
sé del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas,
sé del néctar de las bocas y de su aliento en la nuca,
sé de las palabras inútiles como volutas de humo
y de camas deshechas como lienzos desflorados,
sé de los bordes cortantes del canto herido,
sé de su demencial cordura.
Desconozco, sin embargo,
ese rostro, vagamente familiar,
que me mira, a cada instante...
...desde el espejo'. (By Kutxi)

Gracias por tu visita.

...................................
Malvada bruja de pelo malva: ¿y qué ocurre cuando en la cesta hay fresones, peras, manzanas, uvas...? ¿Y qué ocurre cuando aun viendo que son todo fresones, preferimos mirar para otro lado? ¿Y qué ocurre con las certezas que, inconscientemente, disfrazamos de dudas?

¿A quién creemos que engañamos?

Un beso enorme.

...................................
Ay, querido H... Cuántos pensamientos paralelos a lo largo de estos años...

Siempre sabemos qué es lo correcto; lo mejor para nosotros; aquello que nos permite no traicionarnos... preguntamos buscando la respuesta que más nos cuadre. Ni en esos momentos en los que no podemos ni pensar -debido al batiburrillo de ideas y sentimientos que nos asaltan- estamos tan perdidos como parecemos. Y si alguien ha sabido siempre como actuar, ese has sido tú.

Un abrazo.