domingo, 27 de abril de 2008

Ensimismamiento

" Mujer recostada". Amadeo Modigliani

De todos los estados que puede experimentar nuestra psique, hay uno al que confiero un valor especial: el estado de ensimismamiento en el que entramos en ocasiones, y del que no nos damos cuenta hasta que nos ha abandonado.

De pronto miras alrededor y te das cuenta de la actividad que te rodea y de la que no eras consciente. Te encapsulas con tus pensamientos o te centras en algo, y el mundo parece desaparecer.

Es un acto de recogimiento, de introspección, de vuelta a uno mismo tan necesario como el respirar. Es como despertar de un sueño. Morir para el mundo, consiguiendo así vivir con mayor intensidad en nuestro interior.

Vivimos hacia el exterior, nos da pánico la soledad y evitamos a toda costa dialogar con nosotros mismos. Apenas nos conocemos. Dedicamos tiempo a interesarnos por otros, pero nos aterra asomarnos a ese oscuro pozo, que es nuestro verdadero Yo, porque dudamos aceptar la imagen que el agua nos devolverá.

Preferimos "crearnos" una vida, una personalidad, un mundo imaginario e irreal, y vernos a través de los ojos del que cree conocernos basándose en lo único que nos atrevemos a mostrar. Y a veces, terminamos creyéndonoslo.

Somos más cristalinos de lo que pensamos.

No deberíamos tener tanto miedo, y permitirnos pasear con la mirada perdida y una sonrisa en los labios, parpadeando de pronto para preguntarnos: ¿de dónde ha salido toda esta gente?


La última vez que caí en este estado de esmimismamiento estaba de pie frente a este desnudo de Modigliani.

7 comentarios:

Myriam M dijo...

Miss Morpheuss, yo entro en este estado constantemente y me ha gustado mucho verme retratada en tu texto. Cuando estoy por la calle a veces me pasa en movimiento y me despierto de pronto al ver que me tropezado con alguien (lo cual es más que normal)... en casa suele ser mi pareja quien me despierta agitando su mano delante de mi cara, suele preguntar riendo: eh ¿estás aquí?

Un saludo desde Barcelona,

Lilith

Miss Morpheus dijo...

Es lo que tiene ser una Soñadora...

Cualquier momento y lugar son adecuados para perdernos en nuestros pensamientos.

A los ojos de los demás somos despistadas... pero, ¿no es un auténtico placer soñar aún estando despierta??

...Y lo mejor es despertar del sueño con una sonrisa en los labios, viendo como quien nos rodea nos mira con cara de flipado meneando la cabeza.

Saludos, Lilith (un nombre con mucha fuerza, muy poderoso)

Diego dijo...

Acabo de descubrir tu blog y su bella estética, pero sobre todo este post, que describe muy bien un miedo que siempre he tenido. Intuyo que tengo mucho para aprender aquí, así que seguiré paseando por tu casa si me lo permites. Un abrazo.

Miss Morpheus dijo...

Bienvenido a este Reino de Sueños, Diego, al que estás invitado a adentrarte siempre que lo desees. Te podría decir que las puertas permanecen siempre abiertas... pero acabo de decidir que este Reino no tiene puertas, si bien está lleno de ventanas a las que asomarse.

¿Cuál es ese miedo?

Un saludo

Diego dijo...

"...nos aterra asomarnos a ese oscuro pozo, que es nuestro verdadero Yo, porque dudamos aceptar la imagen que el agua nos devolverá."

Ese es el miedo, tú lo describes muy bien. Pero luego hay otro miedo, uno que llega después: el miedo a habernos ocultado demasiado bien, y que pase el tiempo y sigamos ocultos, y que pase el tiempo y ya nadie se acuerde del otro. Un abrazo.

Miss Morpheus dijo...

Querido Diego,

es imposible ocultarse tanto como para que nadie nos vea... únicamente ocultamos una parte de nosotros y nos convertimos en otra persona para quienes nos rodean. Somos unos farsantes, pero los demás ni siquiera lo perciben. Sufrimos porque somos los únicos conscientes de nuestro propio engaño.

Hemos de ser visibles para nosotros mismos. Mirarnos a un espejo y ser conscientes de la luz que emana de nosotros y que irradia a quienes nos acompañan.

Otro gran problema es que siempre buscamos una persona-espejo en la que mirarnos. Y los espejos, antes o después, se rompen o deterioran.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Parece que este blog ha sido mi regalo de Reyes...