lunes, 23 de junio de 2008

Gárgolas

He decidido desprenderme de los escudos.

Sí, ya, me protegían... pero también limitaban mi campo visual. Es más, a veces no me permitían ver más allá de mis narices.

A partir de ahora pasearé a mis GÁRGOLAS al más puro estilo Neoyorquino. Con la espalda recta, mi larga melena al viento y subida a unos tacones de 15 centímetros.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca juntaria gárgolas con neoyorkinos...

Con parisienses sí. O con valencianos. Pero, ¿con neoyorkinos?

Miss Morpheus dijo...

Es un tema de actitud...

Recuerdo las Gárgolas del Pont del Regne, en Valencia. De las esculturas más impresionantes que me he encontrado jamás. La sensación al verlas fué de vértigo ante tanto dinamismo y fuerza. Algo semejante me ocurrió con el Ángel Exterminador del cementerio de Comillas, aunque en este caso me quedé atrapada por el miedo. Cuanto más me elejaba más notaba como me vigilaba...

Adoro el arte, pero sólo aquel que me remueve por dentro, aquel que me hace SENTIR.

Besos, P.

doctora queen dijo...

me apunto a romper paredes y barreras. Con el tiempo una se da cuenta detrás de donde descansan sus miedos escondidos. Los escudos no dejan que el aire nos acaricie.
Un placer que me visites y visitarte

Miss Morpheus dijo...

Es un placer compartido, Doctora Queen. Las últimas entradas de tu blog me han resultado deliciosas.
No dudes que seguiré curioseando...

Un saludo