viernes, 1 de agosto de 2008

Caída libre

"Amor y Psique". A. Cánovas

Psique cayendo en brazos del Amor, vencida, sin voluntad... permitiendo así el triunfo de la pasión, sin ruido ni contaminación.

El amor es irracional. Siempre surge de manera inesperada y, sin darnos apenas cuenta, se extiende como la hiedra, abarcándonos y envolviéndonos hasta cubrirnos completamente.

El amor es etéreo, intangible, escurridizo... Imposible pasarlo por el tamiz del raciocinio, porque en ese mismo instante, pierde su verdadera esencia.

El amor es impaciente, espontáneo, joven y generoso. El amor nos insufla vida (algo que no ocurre con demasiada frecuencia).
¿Lo ideal? dejarse llevar y no pensar demasiado, si no queremos que algo que fluye con esa gracia y naturalidad, se convierta en una figura moviéndose bajo una luz estroboscópica. Algo raro, mecánico y provocado.

El fin de la hipnótica danza.

6 comentarios:

Diego dijo...

Psique, la curiosa empedernida, siempre queriendo saber cuál es el rostro del amor, queriendo siempre abrir cofres prohibidos. Es magnífica esa escultura. Un abrazo.

Miss Morpheus dijo...

En nuestro egocentrismo, nos sentimos fascinados por aquellas personas, situaciones o personajes con los que nos sentimos identificados o en los que nos vemos reflejados. Siempre nos andamos buscando... y lo peor es que miramos en la dirección equivocada.

Curiosa... ya leí que me recomendabas que me cuidara de mi curiosidad... pero hay cosas que nos vienen de serie...

Ella buscó el rostro del amor, sin saber que la poseía el rostro más bello y el cuerpo más dulce que podría imaginar.

Miramos a lo lejos o fantaseamos, cegándonos e impidiéndonos ver lo que tenemos a nuestro lado...

Y, sí, es cierto... la belleza de la escultura es indiscutible.

Otro abrazo para ti, Diego.

Diego dijo...

Los mitos griegos siempre enseñan. Y no es casual que algunos de ellos, como el de Psique, hayan indagado en el tema de la mirada. ¿Hasta dónde es saludable mirar, curiosear? Los griegos nos enseñan el justo medio, porque el exceso de la mirada puede llevarnos al sueño eterno (como le ocurrió a Psique) o a quitarnos los ojos (como le ocurrió a Edipo). Ambos quisieron mirar más de lo que debían. Como ves, este es un tema que no se agota, y a mí particularemente me gusta mucho. Un abrazo.

Diego dijo...

¿Dónde estás, Psique? Se extrañan tus palabras. Y se necesitan. Un abrazo.

Miss Morpheus dijo...

Querido Diego,

me he perdido unos días por las Rias Baixas, olvidando deliberadamente mi portatil.

No te librarás de mis palabras, al igual que no me pierdo ni una de las tuyas.

Un abrazo,

Psique.

Fernando García-Lima dijo...

Y añado: el amor es... metamorfosis. Y nos insufla vida, sí, pero, a veces, también nos la quita. Fase de descreído, ya ves.