domingo, 18 de mayo de 2008

La realidad vs nuestra realidad

" Mujer ante el espejo" Paul Delvaux


Como reza la introducción a este Mundo Onírico, la realidad no importa, lo único válido es la interpretación que cada uno hacemos de ella, como la reinterpretamos en función de nuestro estado anímico, de nuestras ideologías o del momento vital en el que nos encontramos. ¿Quién tiene la razón?, ¿quién es más objetivo?

Todo está dentro de nosotros.

Podemos pasar de la alegría a la tristeza en cuestión de segundos, y ¿qué es lo que ha cambiado?. Seguramente a nuestro alrededor todo siga igual, aunque de pronto sintamos como nuestro mundo se hunde o veamos la vida a través del, tan deseado, prisma rosa. Si fuéramos capaces de controlarnos en ese aspecto, seríamos mucho más felices. La sensación de control no se quedaría en una simple percepción, sino que verdaderamente estaríamos guiando nuestra vida. Haríamos gala de una verdadera inteligencia emocional.

Cuando quieras llorar, mírate al espejo y sácate la lengua. Sonríe. Ríe... mejor a carcajadas, verás que pronto olvidas por qué querías llorar. O nos burlamos de nuestras miserias o estas se hacen fuertes y se apoderan de nosotros. Todos, o casi todos, sufrimos la misma enfermedad: le tenemos miedo al miedo. Anticipamos, nos creamos imágenes apocalípticas y sufrimos por partida doble si nuestros miedos verdaderamente tenían fundamento. Pero, ¡ay, amigo! cuántas veces no lo tienen... Solo los humanos anticipamos de esa manera.


¡Un punto para nosotros por la superioridad de la raza humana!

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja...

Y he tardado 2 meses en descubrirte. Ya te dejare Los Invisibles y entonces este post cobrará mucho más significado.

Te quiero

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

No sé si ya nos conocíamos o si nos conocemos por casualidad. En todo caso, encantada de estar aquí. Eres una persona muy espiritual, confío en que das sosiego a muchas almas.

Un abrazo.

Miss Morpheus dijo...

Tiendo a pensar, Maga, que las personas somos como los imanes. Unas nos atraen irremediablemente mientras que otras nos repelen. Y suele ser mutuo a la vez que inconsciente.

No, no nos conocemos, pero es lo maravilloso de los blogs. Un día encuentras uno, buscando algo que nada tiene que ver, lees por encima y sientes la necesidad de "escuchar" más, porque lo que transmite te llega.

Desprendes una fuerza y una energía que he visto en pocas personas. Te bebes la vida... y esa es una virtud que nunca me deja indiferente.

Otro abrazo para ti.

Miss Morpheus dijo...

Señor Phantomas... ya sabes que me abro a otros mundos, que estoy especialmente receptiva y que no quiero perderme nada.

Estaré encantada de leer Los Invisibles y de charlar contigo sobre ello. Seguro que discrepamos.

Muchos besos.

Diego dijo...

En el libro de Savater "El valor de elegir", hay un apartado dedicado al hombre en relación con otros animales. Al final cuenta una anécdota ocurrida a un amigo de Saint-Exupéry, que desapareció en Los Andes en medio de una tormenta de nieve. Todos lo dieron por muerto, pero reapareció siete días más tarde. Al reunirse con Saint-Exupéry, el accidentado le dijo: "Lo que yo he hecho, te juro que jamás lo habría hecho ningún animal."
Probablemente el miedo sea también el que nos lleve a sobrevivir de esa manera.
Gracias por tus últimas palabras en el blog, me alegra que siempre estén ahí, que siempre estés ahí. Un abrazo.

Miss Morpheus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Miss Morpheus dijo...

El miedo es necesario, ya que su función es facilitar la supervivencia. Todos nos hemos asombrado alguna vez cuando hemos escuchado historias de personas que realizaron actos asombrosos -que ni ellos se creen a posteriori- en un momento en el que la adrenalina se les escapaba por los poros. El animal (no humano) siente miedo cuando se encuentra amenazado y actúa en consecuencia. Eso es lo que hizo el amigo de Saint-Exupéry. Nosotros "imaginamos" o "creamos" miedos inexistentes e igualmente actuamos como animales.

Enlazando esta conversación con la que tenemos pendiente sobre niños y ancianos, te diré que algo que envidio en ellos es precisamente esto. El niño no siente miedo a casi nada porque está descubriendo el mundo. Si sus temores fueran similares a los de los adultos, se inhibiría y terminaría encerrado en una concha. El anciano ya sabe que nada es tan peligroso como para competir con la muerte... y esa, cada día, se acerca un poco más. Ya casi se dan la mano. Se ha vuelto su compañera.

Tememos que ocurra esto o lo otro. Vivimos mirando para todos los lados... y lo cierto es que cuando ocurre, te das cuenta de que lo peor es el miedo que le tenemos al miedo.

Seguiremos dialogando. Un abrazo, Diego.

Diego dijo...

Interesante, Psique, muy interesante. Y mira hasta qué punto puede ser útil la creación de miedos, que algunos Estados lo usan para fines políticos (EEUU por ejemplo). Recuerdo una película de Shyamalan, "The village", en la que se trataba precisamente este tema. No era gran cosa la película, pero sí la tesis que trataba. El director comentó: "no es una película de terror, sino sobre el terror". Si no la has visto, te la recomiendo, así sea para tener otra perspectiva del mismo tema. Y también muy interesante la aplicación a los niños y a los viejos, evidentemente hay muchos puntos en común. Pero, mujer, no sigamos aportando reflexiones sobre ese tema, que luego no nos quedará de qué hablar. Un abrazo.

Miss Morpheus dijo...

Vi la película, y me sorprendió el contraste entre lo absurdo que podía parecerme a mi, como espectadora y con una visión objetiva, su miedo, y el auténtico terror que sentía la protagonista.
Generar miedos... ¿para proteger al otro o para protegernos a nosotros mismos? El caso es desde que somos pequeños nos inundan la cabeza con "hombres del saco" y similares... Hemos convertido el miedo un instrumento al servicio del poder.
(¿Crees que se nos acabará tan pronto el tema de conversación?)

Un abrazo,

Diego dijo...

Sí, generar un miedo es una forma de vigilar terriblemente efectiva. Generalmente se elige a alguien o algo de "afuera", cualquier ente posible de verse como ajeno a nuestras vidas, y olvidamos que quizá el verdadero miedo deberíamos tenerlo de los que están adentro. Tú nombraste al "hombre del saco", y cuántas veces nos han dicho "no debes hablar con extraños". Nos educan para tener miedo al extraño y olvidamos que el que no lo es también puede ser tanto o más temible.
Pues no, no creo que se acabe el tema tan rápido, si por tema incluimos a todos los que seguramente irán sucediéndose. Un abrazo.

Miss Morpheus dijo...

Entre los 5 y los 8 meses de edad surge en los bebés el miedo a los extraños. Fase, que con ayuda exterior, vamos suavizando, pero que nunca llegamos a superar por completo. Por eso resulta tan fácil que esos miedos renazcan en nosotros. El simple hecho de coincidir con una persona todos los días en tu trayecto al trabajo o, como en nuestro caso, intercambiar pensamientos, nos acerca y nos hace ver a ese "desconocido" como alguien a quien temer menos. Interesante, ¿no crees?
Tendríamos para una tesis con el tema de los miedos...

Un abrazo,
Psique.