domingo, 15 de junio de 2008

Si Penélope hubiera dispuesto de un móvil...

Penélope. Ciudad del Vaticano


Disfruto encontrando estímulos que me sacudan la mente de tanta polilla.

Ojeo, paso unas cuantas páginas, me engancho. ¿Que he encontrado? Una Penélope moderna. Teléfonos móviles. La espera. Inseguridad. Baja autoestima. El miedo a la soledad. La certeza que no queremos mirar de frente.

Leer algo tan contemporáneo, tan presente en nuestro día a día, sorprende. De una u otra forma, la mayoría de nosotros vive pegado a un teléfono móvil.

La autora, durante la presentación de esta novela en La Feria del Libro de Madrid, reflexionaba sobre el comienzo de cualquier conversación telefónica en la actualidad. Ya no se pregunta ¿cómo estás?, sino que ahora preguntamos ¿dónde estás?. Nos hemos convertido en esclavos. Motu Proprio.

Unos se enganchan a las drogas, otros al sexo, alcohol o juego. Son drogadictos, sexoadictos, alcohólicos, ludópatas... pero, ¿qué hay de los que no podemos salir de casa sin el dichoso aparato? Parece que aún no tenemos una etiqueta, pero todo se andará.

Ejercemos un control remoto sobre los demás, al igual que los otros lo ejercen sobre nosotros. Sabemos cuando están operativos, el preciso instante en el que reciben ese sms que les hemos enviado, en qué momento colgaron y están disponibles para recibir una llamada, etc. De ahí el título de la novela. "Control remoto".

Vivir pendiente de una llamada o de un mensaje. No separarte del teléfono en ningún momento. Esperar algo que sabes que nunca llegará o, por el contrario, encontrar que aquello que tanto temías ya es un hecho. Perdonar, perdonar y perdonar. Ir perdiendo tu dignidad a cada paso.

¿Y para qué? Sabernos queridos nos libra del miedo y la obsesión, pero cuando estos son tan poderosos como para hacernos perder las riendas de nuestra vida y sentirnos como el que se lleva la peor parte en una carrera de cuadrigas, ha llegado el momento de aceptar que ese amor no era más que una ilusión que nos habíamos creado.

Casi siempre lo sabemos, aunque miremos hacia otro lado. Hay quien prefiere convivir con el cadáver de un amor antes que aceptar una realidad tan evidente para quien mira desde el tendido.

Un hombre casado. Una esposa y unos hijos. Una amante que desteje y desteje...


"Control Remoto" de Maria José Codes. Se echa de menos leer buenas historias tan bien escritas.

4 comentarios:

Héctor dijo...

Bonita "Red" esta que has creado.


Imaginativa forma de "capturar" o, mejor, "recoger" almas inquietas.


La mía, creo, no para de revolverse y ansiar.


Me desestabiliza con sus tontos anhelos, su interminable egoísmo, su insaciable sed.


Pero tiene miedo a resultar herida, como todos.


Besos


H.

Miss Morpheus dijo...

Demasiados pensamientos bullendo en mi interior. Necesitaba una vía de escape, una manera de serenarme y darme cuenta de que esas ideas que creemos tan nuestras, son bastante más vulgares de lo que podemos llegamos a pensar. Una manera de no sentirse solo cuando el caos se apodera de la mente.

Adoro las Almas inquietas. Resultan heridas, como no... porque se arriesgan y se niegan a vivir anestesiadas.

Un beso.

Diego dijo...

Ya no se pregunta "¿cómo estás?", sino "¿dónde estás?", terrible, todo el problema queda condensado en ese pequeño cambio de interrogativos, y qué decepcionante. No sólo por los móviles estamos controlados: tarjetas de crédito, archivos temporales de Internet, registros de hoteles, cámaras en las gasolineras, en los aparcamientos, en centros comerciales, estaciones de metro, autobuses, trenes, en aeropuertos... Todo lo que hacemos está dejando una huella para que sea sencilla y rápida nuestra ubicación. Buen texto, Psique. ¿Te he dicho que escribes muy bien? Este fue uno de los primeros posts tuyos que leí, sólo que entonces no me animé a dejarte un comentario. Creo que fue mejor así, porque ese titubeo fue el me llevó a volver sobre esta magnífica reflexión. Un beso.

Miss Morpheus dijo...

Me siento halagada, Diego. Disfruto de la creación de otros y leo con avidez, aunque no creo que las letras sean mi fuerte; de hecho, nunca había escrito antes de dar a luz este recién nacido Reino.

La distopía de Orwell ya lo presagiaba... Ayer leía que los mexicanos se están implantando bajo la piel unos receptores que permitirían conocer su ubicación en caso de ser secuestrados... (y, por descontado, en todos y cada uno de los momentos de su día a día...) Después de esto, ¿qué más nos queda?

Un abrazo y gracias por leer todos y cada uno de mis post.

Psique.