
domingo, 28 de diciembre de 2008
De Sinsabores, Dragones y Poetisas...

lunes, 22 de diciembre de 2008
Martina
En este caso dimos las gracias por una nueva vida que ha llegado para llenarnos de ilusión... porque Martina, tan pequeña, tan indefensa y tan ausente de todo cuanto acontece a su alrededor, ha sabido nacer en el momento adecuado.
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domingo, 7 de diciembre de 2008
The Destruction Of Small Ideas*

jueves, 20 de noviembre de 2008
Ella y Ella
Escuchó voces punzantes que anhelaban tanto como ella que surgiera esa expresión del sufrimiento que le demostrara que estaba llena de vida. Borbotones de vida. Buscaban pinchar en el lugar idóneo, conseguir que un único salto de agudo dolor fuera el desencadenante del desentumecimiento de su cuerpo, del despertar de su Alma y de la vuelta del color a sus mejillas, otrora sonrosadas, hidratadas e iluminadas. Ahora, la sal de sus lágrimas había absorbido cualquier rastro de tersura en su piel. Esas voces eran suaves y cálidas, verbos hechos abrazos... pero no conseguían más que hacerle llorar más por dentro. Porque ninguna presión, pinchazo o voz punzante, en ese momento era la solución. Las palabras morían antes de llegar siquiera a sus labios... pero sus ojos, aun cargados de tristeza, agradecían y trataban de sonreír en silencio, lamentándose por no ser capaces de devolver ese abrazo de alguna manera.
Durmió su cuerpo y optó por hibernar. Sabía que antes o después la primavera llegaría. Y sentiría. Y sabría devolver con intereses la confianza e inversión de quien creyó en Ella.
jueves, 13 de noviembre de 2008
Rendijas

Escuchaba el silencio día y noche, prefiriendo hacerlo a oscuras para aguzar más el oído, dejando de respirar en cuanto creía oír algún silbido que indicase que algo no había quedado sellado...
Y lloraba, se balanceaba y rezaba pidiendo a Dios que aquello tan valioso no se le escapara. Que sus deseos, propósitos y esfuerzos por evitarlo sirvieran para algo. Que la presión, el miedo, la incertidumbre y la desazón desaparecieran, para así poder sacar el corazón de su bolsillo, ese que ahora era ceniciento y viscoso y tenía pegado hilos, pelusas, trozos de kleenex, una moneda de céntimo y las dos entradas de una película que hacía poco habían visto en el cine, y conseguir devolverlo a la vida y escucharlo latir con la fuerza y el color del primer llanto de un recién nacido: un llanto de vida, esperanzas e ilusión. Un llanto granate rabioso.
Y el aire dejó de entrar y con ello el flujo de oxígeno.
Y no dormía temiendo no descubrir la grieta.
Y tanto temblaba que sentía las paredes vibrar.
Y ahí se quedó parada, esperando callada, ahogándose en el silencio y la humedad, mirando a todos lados sin mover más que los ojos, y anhelando hasta el dolor que quedara algo que poder conservar y abrazar.
viernes, 7 de noviembre de 2008
Crisálida

-No, no y no... ¡mis Loboutin no!- dijo mientras se arrodillaba en el suelo y trataba de enmendar semejante desaguisado, aunque se dio cuenta de que esas punzadas de dolor que en otras ocasiones le habían doblado cuando sus cómplices en la conquista habían sufrido algún desperfecto, se habían suavizado hasta apenas convertirse en un leve cosquilleo.
Se duchó, se puso una camiseta de tirantes y unas braguitas y fue a recostarse al sillón. Se quedó dormida.
Cuando despertó, lo hizo con un sobresalto y comenzó a llorar. Se acercó al espejo de cuerpo entero de su habitación, sacó la lengua y se la examinó.
-¡Joder!, tercera vez que busco síntomas de enfermedad. ¡Tengo una resaca de caballo y punto!- se dijo alzando la voz.
Pero se quedó muda al ver la imagen que le devolvía el espejo, ese en el que tantas veces se había mirado, asomando la cabeza sobre su hombro cuando se encontraba de lado, para poder apreciar el cuerpo que los demás veían. No se reconoció.
-Es sábado- se dijo- llevo más de medio día durmiendo en el sillón, ¡me he puesto ropa interior blanca!, y encima arrastro una manta que me regaló mi madre por toda la casa... ¡qué coño me pasa!
Pero a pesar de sus recriminaciones volvió a envolverse en la manta y se tumbó frente al televisor. Se sorprendió riéndose y aplaudiendo ante programas que no había visto en su vida. ¿Cómo preferir quedarse en casa un sábado por la tarde-noche pudiendo retozar en una cama junto a Héctor o caminar como una gata sobre el cuerpo de Guillén? Aunque este sábado ni se lo planteó. Su teléfono vibró 4 o 5 veces a lo largo de la tarde, pero una de ellas le pilló vomitando de nuevo en el baño, dos ensimismada con lo que estaba viendo, una leyendo la composición de algunos de los frascos que almacenaba en su nevera, y la última enfrentándose a una suculenta ensalada acompañada de pescado a la plancha. Le supo a gloria porque comió con hambre, y debían de ser las 21:00 cuando se dio cuenta de que no había encendido un cigarrillo desde que se levantó. Hizo ademán de cogerlo, pero el agotamiento le impidió siquiera levantar la cajetilla de la mesa.
Los días siguientes no fueron mejores. Desayunaba algo más que un cigarrillo, buscaba llegar a casa pronto después del trabajo e incluso cambió los ejercicios matinales sobre la mesa del despacho vecino por unas clases de Body Balance que, según decía ella, “le hacían sentirse en equilibrio. Algo muy extraño pero bienvenido” Hasta optó en alguna ocasión por calzar bailarinas para ir a trabajar a ver si se apaciguaba su dolor de espalda.
Y es que esa piel aterciopelada que la había cubierto hasta el momento se le fue antojando reseca y sin vida... Una cutícula cada vez más traslúcida de la que despojarse ahora que había optado por volar.
sábado, 1 de noviembre de 2008
Un jueves cualquiera

Dibujo: Mark Langley. 2-6-0 standard locomotive stood at Leeds CityPencil - 59 x 36 cm
domingo, 26 de octubre de 2008
Baile de colores
Para después, plegarme y descansar.
domingo, 19 de octubre de 2008
La pesadilla de la Muerte y el Sueño de la vida eterna...

Y mi espíritu durmiera hasta que el rayo certero
De una eternidad anunciara el nuevo día (...)”
A veces miro a mi alrededor y quiero preguntar si este mundo y esta vida es el mundo y la vida que viví mientras estaba viva, quizá hace muchos años ya... Aunque de estar muerta, mi angustia de agudizaría porque ya nadie podría responderme, porque los únicos que podrían hacerlo, quienes me rodean, con quienes interactúo, estarían tan muertos como yo...
La única diferencia es que yo me he parado a pensarlo mientras que ellos aún no lo saben.
lunes, 13 de octubre de 2008
Teleología del ser humano II
"El vicio es un error de cálculo en la búsqueda de la felicidad..."
Y me deseó unos buenos y viciosos días...
Gracias. Recordaré las palabras de Aristóteles y trataré de encontrar la virtud en el término medio. No vaya a ser que en mi búsqueda de la felicidad termine pecando de viciosa...
(No sé de dónde la sacó, así es que, si te pertenece, házmelo saber y gustosa escribiré tu nombre junto a ella)
domingo, 12 de octubre de 2008
Teleología del ser humano

Ya nos habló Aristóteles, a través de su ética teleológica y eudemonista, del fin último de las acciones del hombre: alcanzar la felicidad. Pero, ¿qué es la felicidad?, ¿cómo se puede alcanzar?, ¿cuándo podemos considerar que somos felices? Demasiadas preguntas y pocas respuestas.
¿Cómo es posible que personas que han vivido o viven auténticos dramas personales sean más felices que aquellos que, en principio, poseen de todo? ¿Es la salud?, ¿el dinero?, ¿quizá el amor?
Aristóteles consideraba que a la felicidad sólo se podía acceder a través de la virtud o razón, mientras que Maslow proponía la realización personal como cumbre de su pirámide. En este último caso, antes de conseguir la autorrealización resultaba imprescindible tener cubiertas las necesidades fisiológicas, de seguridad, de afiliación y de reconocimiento. Entonces, ¿por qué hay personas que aún habiendo conseguido escalar la pirámide no se sienten felices?
Busco respuestas en la persona que más preguntas ha realizado en los últimos años. Me ayudo de las claves científicas de Eduardo Punset y saco las siguientes conclusiones:
Cuando la fuente de la felicidad es el placer, la felicidad es tan efímera como este. Para que la felicidad se mantenga en el tiempo es necesario que partamos del sentido que da a la vida un compromiso. Y en estos días en los que buscamos placeres inmediatos sin pararnos a pensar en las compensaciones a largo plazo de la espera, es comprensible el nivel de infelicidad reinante. Y esta búsqueda del placer inmediato ya nos caracteriza desde la infancia. Pon a un grupo de niños frente a una fuente de caramelos y diles que si no los tocan se les darán caramelos, chocolatinas y todo lo que pidan. Sal de la habitación y observa lo que hacen cuando creen que el adulto no les ve. Sacrificarán una gran recompensa a largo plazo por una pequeña porción inmediata.
La mayor parte de la felicidad radica en la búsqueda o la expectativa. Realmente siempre o casi siempre la expectativa (de un encuentro sexual, por ejemplo) supera la felicidad que nos proporciona la acción en sí. Sobreestimamos la intensidad de la felicidad que nos aportará un acontecimiento, al igual que somos tremendistas a la hora de calibrar la infelicidad de un hecho que aún no ha ocurrido o quizá no ocurra jamás. Así es que a partir de ahora me haré el propósito de ser menos ansiosa y disfrutar del camino, a la vez que tomaré conciencia y trataré de ser objetiva cuando espere que ocurra algo (positivo o negativo).
Puesto que la felicidad se define como la ausencia de miedo y parece que existe un gen que predispone a ser feliz, me pregunto: ¿estoy condenada? Porque los miedos forman parte de mí...
Algo que siempre he sabido es que la visión de conjunto evita que seamos capaces de percibir los detalles y los matices de aquello que tenemos frente a nosotros. Nos perdemos en el todo. No sabemos disfrutar de las pequeñas cosas que, al final, son las que nos proporcionan pequeños momentos de felicidad. ¿Seré capaz alguna vez (antes de jubilarme) de vivir a cámara lenta?
No todo lo que creemos recordar ha ocurrido realmente. A veces, nuestra mente, al relacionarse con el significado en vez de hacerlo con la información, reconstruye los hechos cada vez que reavivamos un recuerdo. Y puesto que un mismo ser humano puede ser más distinto de sí mismo en dos momentos de su vida que de otro ser humano, esta reconstrucción, según avanza el tiempo, nada tendrá que ver con lo que ocurrió (si es que así fue). Parece que la mente nos juega malas pasadas y ayuda a alimentar nuestra infelicidad.
Leí otras muchas cosas como que el amor y el odio son tan similares que resulta imposible diferenciar lo que estamos sintiendo si solamente se mide a nivel fisiológico, o que la depresión es el resultado de un exceso de introspección que actúa como la tela de una araña que al final termina enredándonos... Y la verdad, es que continúo teniendo las mismas dudas sobre la felicidad; incluso ahora me muestro más pesimista que antes. ¿Será verdad lo de la araña? Por si acaso, dejaré que los pensamientos fluyan sin pararme a pensar en ellos...
Si la felicidad consiste en disfrutar de pequeños momentos, os regalo una porción de mi felicidad: encontrarme bajo esta pirámide y observar el efecto mágico del sol sobre ella.
jueves, 2 de octubre de 2008
Filosofía callejera

- Veo que se ha dado cuenta de que contamos con verdaderos filósofos en el barrio, y por su interés, parece que la filosofía es de su agrado.
Le sonreí y le dije que verdaderamente había llamado mi atención. Continué mi camino, ya más lenta y pensativa, y concluí que el graffiti era cutre y se había cargado la parte trasera de una casa... pero me resultaba agradable por un motivo: no imaginé que a esa conclusión hubiera llegado ni un treintañero ni un cuarentón, sino que, de pronto, un adolescente cargado de egocentrismo, había sufrido una transformación... Ahora veía al otro y le sentía tan único como hasta el momento se había sentido él. Y sobre todo... cargó con un spray y quiso que todos participáramos de su revelación.
A mi me pareció todo un canto al amor.
viernes, 26 de septiembre de 2008
Parálisis Otoñal
- Me gusta tener que abrigarme, que el frío me corte la cara y caminar por el Paseo del Prado girando la cabeza para esquivar el viento y teniendo cuidado para no resbalar con la alfombra de hojas.
- Me gusta levantarme un domingo por la mañana y ver la lluvia o el cielo gris acurrucada en un sillón, con una taza humeante en las manos y unos gruesos calcetines de lana.
- Me gusta volver a mis rutinas, el olor a ozono cuando caen las primeras gotas y envolverme en una bufanda.
- Me gusta como crecen las agendas culturales de distintas ciudades y he de organizarme para poder seguir su ritmo frenético sin perderme nada.
- Me gustan los bosques, las castañas, las setas y las Dríades.
- Me gusta la paleta de colores que el otoño me muestra: ocres, naranjas, caldero, marrones, granates y amarillos.
- Me gusta sentir que avanzo y que se abre ante mí un mundo de posibilidades.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
Desaprender
Me pregunto en qué momento perdemos la capacidad de sorprendernos, cuándo comenzamos a rebuscar en el baúl de nuestras experiencias pasadas, esquemas o guiones, ya escritos, leídos y trillados, o fracasos y frustraciones que en su día nos hicieron daño, con el fin de encontrar una justificación cuando nuestro inconsciente planea hacernos boicot. Y el caso es que los encontramos y respiramos aliviados... ¿Cuántas veces hemos evitado comenzar algo por temor a perder o fracasar? Nada debería poder considerarse una posesión. A lo prestado siempre se le da más valor... porque sabemos que antes o después dejará de pertenecernos.
Quiero volver a la infancia y enfrentarme a la vida con cara de sorpresa e ilusión. Meter un palo por un hormiguero o en la cueva de una araña y esperar sin sacar la mano o salir corriendo antes de ver qué ocurre. Correr tras una pelota sin pensar en el peligro, o llenar con mi presencia y naturalidad un lugar sin pararme a pensar en las valoraciones que los demás harán.
Si actuar en función de las experiencias pasadas es aprender... quiero ser una ignorante, desaprender y volver a ser una niña, no permitirme ver la certeza en lo que aún no ocurrió...
Quiero deshacerme de mi bola de cristal.
martes, 16 de septiembre de 2008
¿Y quién sería yo sin mis miedos...?
¿Y a qué le tengo miedo?
Me da miedo la vida y me da miedo la muerte, porque no querer morir es no querer vivir. Y tanto lucho por vivir que al final, agoto la vida y la vida me agota.
Me da miedo el qué dirán. No ser perfecta, cometer errores y tener que pagar por ellos.
Me da miedo equivocarme, decidir demasiado rápido o que las decisiones se pudran con tanta espera. Dudar constantemente y terminar pensando siempre que no hice lo correcto.
Me da miedo estancarme, quedarme paralizada viendo pasar mi vida, nutrirme por fotosíntesis.
Me dan miedo el mañana y el ayer. Desconocer el futuro y volver una y otra vez al pasado. No avanzar por estar rodeada de puertas que me lo impiden y cuyo pomo no me atrevo a tocar.
Me da miedo mirarme y no conocerme. Saber que me miento y engaño y hasta me lo creo.
Me da miedo ser dependiente. Dejar de ser yo y convertirme en la sombra de otro.
Me da miedo crecer y no ser ya una niña, la niña de alguien. Ser quien consuela en vez de ser consolada y tener que enfrentarme a todo aquello que siempre vi tan lejano...
Me da miedo fracasar y caerme... porque no sé si me sabré levantar.
Me da miedo el tiempo y sus estragos en mi cuerpo. Me aterra la decrepitud.
Me da miedo saber que se cumplen mis deseos, porque soy ambiciosa y desear, deseo.
Me dan miedo la soledad y la pérdida... porque no sé vivir sin compartir y para compartir necesito al otro.
Me da miedo dormir... pero también despertar.
Así es que me temo, que aún le tengo miedo al miedo.
jueves, 11 de septiembre de 2008
Cabellos que enredan, miradas que hipnotizan...
¿Existen mujeres más bellas o enigmáticas que Los Peces Dorados, Danae, Impureza y Lujuria o Las Serpientes Acuáticas de Klimt? No lo creo. Sus miradas me hechizan, sus bocas entreabiertas me hablan del placer y la sensualidad, y sus cabellos me enredan obligándome a observarlas una y otra vez.
Le miraban a él.
Y también se sentían fascinadas...

Serpientes acuáticas II (Detalle). Gustav Klimt
Serpientes acuáticas II (Detalle). Gustav Klimt
Danae. Gustav Klimt
domingo, 7 de septiembre de 2008
¡Soy feliz con mi complejidad!
Se pregunta si es quien cree ser o, por el contrario, es esa persona que cada uno cree ver cuando la mira. Si tenemos varias caras o cada uno ve en nosotros aquello que quiere ver.
Piensa en los factores que entran en juego: interacción con otros, asunción de roles, adaptación a distintas situaciones sociales, etc. Y concluye, que somos fruto de la interacción y que es precisamente el otro quien nos dota de personalidad.
Leyó en una ocasión un estudio al respecto de la atracción entre las personas. Venía a decir que nos resultan más agradables, en un primer contacto, aquellas personas con las que compartimos rasgos físicos similares. De hecho, si entre esas fotografías se incluía alguna manipulada que presentara un rasgo (nariz, boca, cejas, etc.) de la persona que hacía la selección, esta era una de las premiadas con su atención. Curioso, ¿verdad?
Se queda perpleja al pensar que si esto es así y no se ha compartido aún una conversación, una mirada, un espacio, etc. ¿ Cómo no va a influir el otro en la cara que mostremos en esa situación?
Le llama también la atención el Efecto Expectativa: saber que el simple hecho de decir algo positivo de alguien, haciéndole creer que no sabemos que lo ha escuchado, provocará que su manera de actuar cambie de manera radical. Para mejor, claro, modificándose así esa “cara” que nos mostraba. “Fulanito es super-educado. Siempre saluda y sujeta la puerta al salir” ¿Qué hará fulanito la siguiente vez que nos crucemos con él en el portal?
Recibe y envía mensajes no verbales de manera constante, al igual que ocurre cuando mantenemos una conversación. Por eso opina que somos una persona para cada persona, porque el todo es más que la suma de sus partes, y dos seres que interactúan crean “algo” no tangible que anteriormente no existía.
Muchas veces se pregunta como podemos resultar seres maravillosos para unos y tan deleznables para otros, o generar amor y odio, siendo la misma persona.
Y llega a un punto en el que no para de preguntarse quién es... sin saber con cual de esos entes se identifica, puesto que incluso dentro de uno mismo, la baja autoestima o el egocentrismo nos hacen mirarnos en espejos cóncavos o convexos, perdiendo definitivamente toda objetividad.
Se pregunta y quiere respuestas, por eso hace unos días decidió actuar. Envió un e-mail a todos sus contactos, a saber: amigos, conocidos, casi extraños, compañeros actuales, compañeros de hace tiempo, familiares y su jefa, entre otros. Les pidió que seleccionaran 5 adjetivos con los que la identificaran. Sin paños calientes... Positivos, negativos o neutros, igual daba mientras fueran los que más podían definirla. Y las respuestas no se hicieron esperar... Hizo un listado; positivos y negativos. Comenzó a añadir, y a añadir, y a añadir y se dio cuenta de que las listas crecían y pocos adjetivos se repetían. Algunos, muy muy evidentes, se ganaban más de una cruz, mientras el resto iban conformando un largo listado. ¿Sorpresas? Pocas. Y las pocas que llegaron, paradójicamente, vinieron de manos de las personas con las que más tiempo había convivido.
¿Se identifica con todas ellas? Sí, es posible, a pesar de que muchas de las características o rasgos son contradictorios.
¿Y qué concluye? Pues ha comprobado que, como bien pensaba, es un reflejo en el espejo que es el otro. Y cada espejo es distinto, y hay muchos, y dependiendo del mimo con el que se mire, la imagen que le devuelve es una u otra. Es parte activa en el proceso, pero es sólo una parte... sigue dependiendo del otro.
Sonríe al pensar que somos mucho más de lo que a primera vista parecemos u ofrecemos, y por eso le gusta escarbar y se precia de haber encontrado auténticos tesoros.
Sigue pensando que no hay nada tan enriquecedor como el contacto, la interacción o la conversación entre dos o más personas.
Y de nuevo, sonríe.
lunes, 25 de agosto de 2008
Volar sin alas...
Quisiera ser Baronesa,
para así poder rampar.
Reírme del mundo,
mirar hacia abajo
y en mis propias ramas campar.
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miércoles, 20 de agosto de 2008
Huellas

domingo, 17 de agosto de 2008
Un paseo por las Rías...
Me gusta preguntar, acercarme a las personas del lugar y compartir charlas con ellos. Aprender de sus costumbres y escuchar sus expresiones. Darme cuenta de lo que condiciona el lugar en el que naces o vives. Le robo un pensamiento a alguien que me lo regaló el otro día. Decía algo así: “da igual el interés que muestres por tus raíces. Aun no habiendo vivido nunca en la tierra de tus padres o no haber sentido especial curiosidad, forma parte de tu vida, porque se ha ido colando en ella sin apenas apreciarlo”.
Para alguien que vive en una ciudad como Madrid, lugares como las Rías se convierten en remansos de paz. Existe la paciencia, un concepto de unidad familiar que se disipa en las grandes ciudades, la entrega a quien les visita, la tranquilidad... tengo la sensación de que se trabaja para vivir en vez de vivir para trabajar.
Paseo y pregunto curiosa por la piedra usada en la construcción de algunas casas.
- ¿Los cruceiros?. Más te vale estar en los escalones superiores si aparece la Santa Compaña...
- Pero, ¿eso existe?- pregunto con los ojos como platos.
- Bueeenooo, es como las Meigas, “creer no creo, pero haberlas hailas”. Aunque la verdad es que se han convertido en un motivo decorativo en los patios de las casas, más que otra cosa.
- Hummm.
- Mira, ahí hay uno. ¿Ves esa parte redonda sobre los pilares? Es para que no puedan subir los ratones. Es como una especie de almacén.
- Claro, o acaso piensas que ellos no buscan alimento. Ya sabes, “más listo que los ratones”
- No. Te escucho.
- No.
Miro el cielo y el tiempo no acompaña, amenaza orballo; además de que la fiesta es a finales de agosto. Prefiero entrar en la Ermita y regalarme unos minutos de silencio.
Adoro los mercados y no quiero perderme uno en el que hasta las gambas me miran y saltan vivas (difícil encontrar eso en Madrid). Me asaltan las vendedoras que no dudan en ofrecer su mercancía regalándome el oído con sus halagos y referencias a mi persona. Te acercas y te puedes permitir el lujo de “negociar” un precio. Muy divertido. Puedes llevar el “amoado” a la pastelería y te cocinan tu propia empanada. Al igual que no puedes abandonar el lugar sin haber saboreado el pan de cea, la esponjosa rosca, los quesos de Tetilla, San Simón o Arzúa-Ulloa, la empanada de zamburiñas o de manzana, y como no, el Albariño.
- ¿Sabes qué es chuchamel?
- Una planta cuyas flores saben a miel. ¿A que no lo habías oído nunca? Es típico de aquí.
- No preguntes y come.
(- Estoy en medio del campo- me digo- si hasta le da ambiente... )
- Me voy a llenar un saco con todas las consonantes que os vais a comer esta noche- les dije al empezar. Con cariño, por supuesto. Y con una sonrisa lo recibieron. Ya se sabe que el “conceto” es el “conceto”. Adoro su manera de hablar. Es uno de sus encantos.
- Ceo escamento choiva ou vento.
lunes, 4 de agosto de 2008
De Humo e Ilusiones...
El pasado no existe. Sólo existe el recuerdo. Recuerdas haber visto, sentido, vivido... pero, ¿dónde se ubica?. En la nada. Es humo más que disipado.
Y sabiendo esto, ¿por qué vivimos tan aferrados a los recuerdos, a los esquemas mentales, a lo que fue y ya no es nada?? ¿Por qué dejamos de vivir el presente, este mismo instante en el que veo, respiro, escucho y siento, permitiendo que nuestra mente se distraiga con el vacío?
Y también soñamos... y vivimos un futuro que tampoco es nada. Humo bajo el agua.
¿Cuánto tiempo del “vivido” podemos considerar que hemos vivido?. Cuánto tiempo estuvimos verdaderamente presentes, conscientes y plenos?
Vivimos condicionados por los sucesos pasados, sin darnos cuenta del poder que tenemos para hacer de cada momento algo nuevo. “Soy tímido”, “carezco de habilidades sociales”, “no soy bueno en esto o aquello”... Nos creamos toda una personalidad plagadita de etiquetas, basándonos en momentos puntuales en los que reaccionamos de esta o esta otra manera, cuando cada momento es una oportunidad única para dar una respuesta distinta que nos sorprendería a nosotros mismos. Somos un PC anegado por pos-it amarillos que nos ahogan y nos recuerdan lo que no somos capaces de ser. Somos bobos.
Hemos perdido la capacidad de asombrarnos porque vivimos anclados en el pasado.
¡Que distinta y nueva sería la vida sin tanto lastre!
Ahora es un buen momento.
viernes, 1 de agosto de 2008
Caída libre
El amor es irracional. Siempre surge de manera inesperada y, sin darnos apenas cuenta, se extiende como la hiedra, abarcándonos y envolviéndonos hasta cubrirnos completamente.
El amor es etéreo, intangible, escurridizo... Imposible pasarlo por el tamiz del raciocinio, porque en ese mismo instante, pierde su verdadera esencia.
El amor es impaciente, espontáneo, joven y generoso. El amor nos insufla vida (algo que no ocurre con demasiada frecuencia).
El fin de la hipnótica danza.
martes, 29 de julio de 2008
París es...

Donde las papeleras, reducidas a la mínima expresión, llevan un mensaje que reza “Vigilance Propreté”



Y donde puedes encontrarte a una modelo posando en plena Plaza Vendôme, ajena a los turistas que observamos curiosos...

viernes, 11 de julio de 2008
Mi lado más Friki
Relacionamos cómics con tebeos, superhéroes, ciencia ficción, adolescentes, etc. Y realmente cuesta creer que, con todo lo que hay por leer, un cómic pueda aportar algo más que un rato de distracción, pero lo cierto es, que he encontrado verdaderos tesoros entre los guiones e ilustraciones de algunos de ellos.
Agradezco a Phantomas que me "regalara" este fragmento de "Swamp Thing", un texto que expresa con gran belleza la necesidad de que algo muera para que pueda surgir vida:
"Le pregunté al Parlamento de los Árboles, cuya sabiduría es mayor y más antigua que la mía. Parecían insistir en que no existía el mal. Pero yo he visto el mal, y su respuesta me resulto incomprensible... Hablaron sobre áfidos que comen hojas, sobre escarabajos que comen áfidos, y cómo estos son devorados finalmente por el suelo, alimentando al follaje. Me preguntaron dónde estaba el mal en ese ciclo y me dijeron que buscara en el suelo. El suelo negro es rico en suciedad descompuesta, pero la vida gloriosa surge de él... Pese a ser deslumbrante, el florecimiento de la vida acaba descomponiéndose en el mismo humus negro. Quizá... quizá el mal es el humus, formado por la virtud descompuesta, y quizá es de esa marga siniestra y oscura de la que surge la virtud más fuerte..." Alan Moore - La cosa del Pantano
He encontrado auténtica filosofía entre sus páginas, además de haberme abierto una ventana a través de la cual ver la vida desde otra perspectiva. Me han regalado una entrada al mundo de la imaginación y de un surrealismo, a veces, más real que la realidad.
He descubierto ilustradores y portadistas que me han dejado con la boca abierta con sus trabajos. He aquí alguno de ellos. Juzgad por vosotros mismos:
"Mr Punch". Dave McKean . http://www.mckean-art.co.uk/
Estas cinco de mi adorado James Jean. http://www.jamesjean.com/. Portadista de "Fábulas" y recientemente captado por Prada para su nueva colección.
Y la morbosa bruja Zatanna, vista por Adam Hughes y Ed Benes.

Adam Hughes

Ed Benes
sábado, 5 de julio de 2008
La niña que habita en mí


Nunca me cansaré de jugar.
Ni de sonreir traviesa.
Llevo de la mano a la niña que hay en mí y pasamos buenos ratos juntas, aunque a veces se comporte como lo que es, egocentrismo puro. Caprichosa y malcriada.
Hago auténticos esfuerzos por guiarla con cariño, agacharme frente a ella y explicarle dulcemente el por qué de mi malestar.
Nunca fustigaríamos al otro como lo hacemos con nosotros mismos.
Seguiré insistiendo.
Sobre lactancia, vinculación y contacto piel a piel

En el momento del nacimiento, nada más acercar al bebé al pecho de su madre, este está preparado para mamar. No sabe absolutamente nada de lo que la vida significa, ni siquiera que moriría en poco tiempo si no se alimentara, pero su primer gesto es olisquear hasta encontrar su fuente de vida.
Miro a lo lejos e imagino la vida hace miles de años, cientos... nada que ver con esto que nosotros llamamos vida. Sin embargo, un bebé nace con los mismos instintos y las mismas necesidades. ¿Cómo adaptarse a un cambio tan radical?
Los bebés humanos siguen naciendo con el reflejo de prensión palmar y podal que les posibilitaría transportarse agarrados al pelo de su madre durante todo el día. ¿Pelo, digo?? Ya no es que perdiéramos el pelo, es que ya ni vello queda desde que el láser decidiera acabar definitivamente con cualquier rastro que nos quedara. Sin embargo, y a pesar de la evolución, el bebé sigue buscando ese soporte, ese contacto, esa posibilidad de acceder al pecho de su madre en cualquier momento y lugar. Ese abrazo continuo.
Somos una especie de Acarreo y actuamos contra natura cuando nos proponemos “no coger mucho al niño porque se malacostumbra” o darle el pecho cada X horas en función del criterio del Galeno que nos haya tocado en suerte. ¿Qué el bebé llora? Claro, como no, su instinto de supervivencia y sus genes le piden a gritos el contacto físico, la seguridad y el calor que solo una madre puede proporcionar, al igual que la madre llora por dentro porque lo que le pide el cuerpo es atender a esas necesidades.
La vinculación afectiva que se crea entre madre e hijo va a ser fundamental para nuestro posterior desarrollo social y emocional. Y el íntimo momento en el que una madre aprieta a su bebé contra su cuerpo y permite que “beba su vida” es mágico, insustituible y la base para una perfecta vinculación y conexión entre ambos. Fluye la leche al igual que fluye la energía, las miradas, y se genera un intercambio que afecta positivamente a ambos.
Abraza, besa, alimenta naturalmente a tu bebé. Nunca te pierdas un momento en el que puedas apoyarlo contra tu cuerpo desnudo, piel con piel, y mantenerte así durante un tiempo. Tu ritmo cardiaco se acompasará al suyo e incluso seréis capaces de regular vuestra temperatura. Esa unión es única e indiscutible, y nadie debería decidir cuando es el momento de dejar de alimentar a un hijo con leche materna.
Un asco sentir cadenas hasta cuando lo que está en juego es algo tan tuyo como una vida que has creado.