¡Qué difícil resulta bailar con un cadáver!
Sonreir, dar vueltas, gozar... dejarnos llevar por la fuerza centrífuga.
Un peso muerto que, antes o después, se desmoronará a nuestros pies al más puro estilo Tim Burton.
El absurdo.
Adentrarse en este Reino onírico supone difuminar la linea que separa Realidad de Imaginación, pero ¿qué más da? Lo importante no es la Realidad, lo importante es la manera en la que cada uno la vive y hace suya.