lunes, 23 de junio de 2008

Y hablando de escudos protectores...


Las Hadas.
Astutas y vulnerables. Delicadas. Deliciosas

Los Dragones.
Fuertes y protectores. Todo bondad bajo tan pesado cuerpo.

Un placer cobijarse bajo sus alas y sentir el calor de su aliento.

Gárgolas

He decidido desprenderme de los escudos.

Sí, ya, me protegían... pero también limitaban mi campo visual. Es más, a veces no me permitían ver más allá de mis narices.

A partir de ahora pasearé a mis GÁRGOLAS al más puro estilo Neoyorquino. Con la espalda recta, mi larga melena al viento y subida a unos tacones de 15 centímetros.