jueves, 11 de septiembre de 2008

Cabellos que enredan, miradas que hipnotizan...

Impureza y Lujuria (Detalle). Friso de Beethoven. Gustav Klimt

No sé por qué siento debilidad por aquellos artistas que, obsesivamente, pintaban figuras femeninas. En su mayoría eran amantes o mujeres que tras el posado retozaban con el pintor. Prostitutas cuya única manera de subsistir pasaba por el suplicio de permanecer en la misma postura hasta que les dolía el cuerpo, para después seguir trabajando. Me fascinan hombres como Gustav Klimt, Amedeo Modigliani o Alfonse Mucha (creo que este último bastante más virtuoso, no tanto por el dominio de su arte como por el ejercicio de la virtud), tan distintos en su concepción de la feminidad pero tan acertados a la hora de retratarla. Me gusta deleitarme con esos cuerpos sinuosos, desproporcionados o hiper femeninos a los que dieron forma.

¿Existen mujeres más bellas o enigmáticas que Los Peces Dorados, Danae, Impureza y Lujuria o Las Serpientes Acuáticas de Klimt? No lo creo. Sus miradas me hechizan, sus bocas entreabiertas me hablan del placer y la sensualidad, y sus cabellos me enredan obligándome a observarlas una y otra vez.

Le miraban a él.

Y también se sentían fascinadas...

Serpientes acuáticas II (Detalle). Gustav Klimt

Serpientes acuáticas II (Detalle). Gustav Klimt

Danae. Gustav Klimt